Residencia San Camilo - Molinari Cordoba

En el año 1932, el flagelo de la tuberculosis cobraba víctimas en todos los sectores sociales.
Nuestra Congregación, dedicada básicamente al cuidado de la salud, se cuestionaba cómo responder a esta urgente necesidad, sobre todo con las personas carentes de medios económicos. Surgió así la idea de una Institución llamada entonces Preventorio para niñas con predisposición, por su mal estado físico y falta de recursos, a contraer dicha enfermedad.
Quiso la Divina Providencia que en su búsqueda se diera con una persona allegada al señor Jorge Atucha, quien hacía algunos años había perdido una hija pequeña, víctima de la tuberculosis.
El señor Atucha donó un predio en las Sierras Cordobesas, concretamente en Molinari, a pocos kilómetros del Sanatorio Santa María (destinado al tratamiento de enfermos tuberculosos).
Una de nuestras Hermanas, Sor María Pareja, alma grande y emprendedora, se abocó a esta tarea de amor y se instaló en aquella casona dándole inicio a la Obra.
El 28 de marzo de 1936 se coloco la Piedra Fundamental del futuro Preventorio que bendijo el entonces Arzobispo de Córdoba Monseñor Fermín Laffitte y la obra fue apadrinada por el gobernador de la provincia Dr. Luis Funes. Así dio comienzo la construcción del primer pabellón, que se inauguró el 2 de febrero de1938, con capacidad para albergar a veinte niñas.

De la comunidad de ese momento se destinaron dos hermanas para la atención de las niñas.
Debido a que las madres, al comenzar las clases, retiraban a sus hijas antes de terminar el tratamiento, se resolvió gestionar ante las autoridades del entonces Consejo Nacional de Educación la apertura de tina escuela primaria que permitiera satisfacer ambas necesidades: la cura climática y la escolaridad. Así surgió dentro de la institución, la Escuela Hospitalaria Nro 27.
El Preventorio a lo largo de sus treinta y cuatro años de existencia, fue ampliándose hasta poder albergar a ciento veinte niñas de cinco a quince años de edad.
En 1972, contándose con medicamentos más efectivos, habiéndose descarta do la necesidad de una cura climática y dándose como suficiente la asistencia ambulatoria para la tuberculosis al establecimiento se lo buscaba más como colegio religioso con internación que como Preventorio. No siendo el carisma de la Congregación la enseñanza, se buscó darle un fin acorde al ministerio y así se la convertió en un hogar para adultos mayores. Para ello se hicieron todas las reformas pertinentes que, con el transcurso del tiempo se trató de mejorar y ampliar conforme a las posibilidades.
En la actualidad se alberga a 100 ancianas a las que se les brinda asistencia física y socio-espiriual.
Desde el año 1974 se firmó un contrato con el Instituto Nacional del Servicio Social para jubilados y Pensionados que aún se mantiene a pesar de las distintas dificultades existentes.
De esta forma continúa hoy como ayer la presencia de las Hijas de San Camilo junto al que sufre, al que está solo, que está viviendo la experiencia del ocaso de sus días.





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