Beata Josefina Vaninni
El 7 de julio de 1859 nació en Roma, Italia, en un hogar piadoso y de costumbres sencillas Judith Vannini. A los 7 años quedó huérfana de padre y madre, siendo educada en el Hospicio Torlonia bajo la maternal y vigilante mirada de las Hijas de San Vicente de Paúl; allí permaneció por espacio de 17 años, siendo ejemplar en todas las virtudes. Su vida aparentemente estaba encauzada hacia el Instituto de las Hijas de la Caridad. A los 20 años, en 1879, manifestó su deseo de ingresar en dicho Instituto. En 1883 fue aspirante en la ciudad de Siena, pero en 1888 tuvo que abandonar definitivamente la Congregación de las Hijas de la Caridad. Esta dimisión le hería profundamente y la ponía, por así decir, en medio de la calle. Pudo parecer, a un ojo profano, un fracaso, tanto más cuanto que no había sido ella la que había abandonado a las Hijas de San Vicente. La voz que la invitaba desde el día de su primera comunión, ¿ era pues una ilusión? ¿ sabría o podría hacer algo serio en la vida? Con el correr del tiempo, la trama del diseño divino está clara: ¿Cómo hubiera podido encontrar al P. Tezza en la capillita de las religiosas del Cenáculo, en Roma en 1891, si se hubiera quedado en el gran grupo de las Hijas de la Caridad? En lugar de “ Hija de la Caridad ” estaba destinada a ser “Madre de la Caridad”, como está escrito en el Decreto de Apertura del Proceso Apostólico sobre el ejercicio heroico de las virtudes. Hay que tener en cuenta también que el Señor utiliza al hombre con sus cualidades y defectos para su obra, material que muchas veces se forja sobre el yunque de la contradicción. En ese momento Judith era como el hierro golpeado sobre el yunque. Confiando en Dios y resuelta a ir hasta el fondo, Judith no se desalentó. En la historia personal, oculta, que sólo Dios conoce con exactitud -alegrías y penas, trabajos y sufrimientos- la hicieron madurar interiormente. Durante el tiempo que va desde 1888 a 1891 trabajó en la casa de las Religiosas del Santísimo Sacramento y con las Hijas de la Caridad de Portici. En 1891 retornó a Roma, dónde vivirá con su tía materna, Ana María. Por entonces aparecen en escena sus dos hermanos, Julia y Augusto, que intentan hacerla cambiar de idea sobre sus proyectos de ser religiosa. Pero el deseo de consagrarse al Señor había penetrado tan profundamente en Judith que nada ni nadie la iba a hacer cambiar de actitud. Allí, en medio del dolor y de la probable desolación interior, se produjo el encuentro con el Padre Tezza durante los ejercicios espirituales. Ella encontró su camino. Con una profunda entrega a la voluntad de Dios, de esta manera la madre Vannini, quedó a disposición del Padre Luis Tezza. Iniciándose así el 2 de Febrero de 1892 la Congregación Hijas de San Camilo, en la que ella vivió y trabajó primero como simple hermana, luego como Superiora y finalmente como Madre General. En el decreto de introducción de su Causa para el Proceso Apostólico sobre el ejercicio de las virtudes en grado heroico, se llama a la Madre Josefina Vannini “Madre de la Caridad”, y lo fue en el servicio caritativo que prestó a los enfermos; pero sin dejar de ser auténtica y profundamente madre para con sus propias hijas. La maternidad bebida en la fuente de San Camilo, es la nota fundamental del Carisma de la Madre, que se convierte en gestos, palabras y actitudes de cada día. Luego de 19 años, cuando la Congregación se había asentado en varios países, contaba con 126 hermanas, 10 casas en Italia y 6 en el extranjero. La Madre muere el 23 de Febrero de 1911 en Roma. El 8 de Junio de 1955 se abre el Proceso Ordinario Informativo sobre la fama de santidad. El 7 de Marzo de 1992 se promulga el Decreto de Heroicidad de las Virtudes de la Sierva de Dios Josefina Vannini. El 16 de Octubre de 1994 es Beatificada por el Papa Juan Pablo II en la plaza de San Pedro, Roma. Volver
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